El Yo Desconocido.
Nuestra conciencia es como una linterna en una noche oscura iluminando solo lo que abarca su haz de luz. Cuando se la mueve de un lugar a otro alguna nueva oscuridad rodea el círculo de claridad. Lo que sabemos sobre nosotros mismos es una dialogo continuo con la oscuridad. El auto conocimiento y la ignorancia están ligados debido a la naturaleza selectiva de la mente humana. Enfocando nuestra atención en una cosa ignoramos otra.
Nuestro Yo Desconocido esta compuesto de todas esas experiencias, emociones, fantasías y posibilidades que reprimimos en lugar de actuar. Esta vida inconciente sale a la luz en los sueños, accidentes en la vida cotidiana, actos fallidos, proyecciones de amor y odio…
Lo que desconocemos nos lastima y nos ayuda…
La felicidad es el libre fluir entre nuestro Yo Conocido y nuestro Yo Desconocido. Cuanto más nos aventuremos dentro de las profundidades psíquicas, más posibilidades tendremos de descubrir que nuestro territorio desconocido no esta poblado de enemigos.
Una forma de engañar y acceder a nuestro Yo Desconocido es explorar las sombras de nuestros padres. Los miedos, posibilidades prohibidas y las alternativas inconcebibles de una generación son pasadas en forma no verbal a la generación siguiente.
¿Qué horrorizaba a tus padres? ¿Qué hacía que te retaran?
¿Qué temas de conversación estaban prohibidos? ¿Cómo sabías que no se podía hablar de ESO?
¿Qué formas de actuar o estilos de vida estaban vedados?
¿Qué piensas que tu padre y madre nunca hicieron?
Se nos otorga libre albedrío, pero éste nos lleva a enjaularnos. La llave que abre la puerta de la jaula en la que estamos atrapados se encuentra en la jaula misma y la forma de encontrar la llave es cavando profundamente dentro de nosotros mismos para descubrir donde nos estamos aferrando a las barras y por ende, a que cosas, gente o creencias estamos apegados.
Honrar y aceptar nuestra sombra es una profunda experiencia religiosa, nos religa, nos completa y nuestro destino sería otro si tuviéramos el coraje de abrazar los opuestos, integrando así nuestro Yo Publico, nuestro Yo Privado y nuestro Yo Desconocido.
Los antiguos alquimistas entendían este proceso. En el proceso alquímico uno atraviesa cuatro etapas de desarrollo: nigredo, donde uno experimenta la oscuridad y la depresión de la vida, albedo, donde uno ve el brillo de las cosas, rubedo donde uno descubre la pasión y finalmente citrino, donde uno aprecia el oro, la riqueza de la vida. Como culminación del proceso surge lo que se llama pavanis, la cola del pavo real que contiene todas las etapas anteriores.
Si este proceso no se lleva a cabo correctamente los múltiples colores de la vida producen un tono grisáceo, y todos los colores se neutralizan mutuamente en una apagada monotonía. Una Luz artificial. Una vida poblada de máscaras, secretos y sombras. Realizado correctamente, todos los colores de la vida se funden en una rica paleta: el maravilloso espacio del arco iris.
"La vida es un arco iris que incluye el negro."
Yevgeny Yevtushendo.
Autora: María Giacobone Carballo.