Arte para alimentar el corazón

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viernes, 24 de junio de 2011

Amar al prójimo como a uno mismo… Un mandamiento malentendido.

Amar al prójimo como a uno mismo… Un mandamiento malentendido. Creo amarme y  conocerme a mí misma, pero desconozco el movimiento del amor. ¿Cuántas cosas he dicho o hecho por otros que jamás hice por mi misma?

¿Cuántas veces dije “te quiero” simplemente porque estaba ardiendo de deseo? Si estoy operando desde este espacio, diré cualquier cosa. Este primer nivel  básico y rudimentario, es el punto más comercial del “amor”: el sexo vende. Por eso todos los anuncios publicitarios son tan sexis.

Este primer nivel no es amor, es sexo. Y tomado en este primer nivel el sexo es un instinto humano básico.

Cuando el primer nivel se desgasta, pasamos al nivel siguiente que es el sufrimiento ¿Cuántas  veces se usan las dolencias y el conflicto para conseguir afecto? Teníamos la esperanza de amar y estábamos buscando amor…pero nunca vamos a encontrar el Santo Grial en la enfermedad, en la infelicidad ni en el conflicto.

Entonces pasamos al tercer nivel, la manipulación. Cuando se utilizan juegos de poder las relaciones se tornan destructivas. La manipulación es un ejercicio de violencia contra otra persona. El chantaje emocional es un mecanismo destinado a manejar la culpa y el arrepentimiento como forma de retención para que el otro no me abandone. Y así se tolera todo, somos víctimas y victimarios. La necesidad de ser queridos es el punto más vulnerable en el ser humano... por eso manipulamos y somos manipulados.
Palabras como "Amor Incondicional”, “Perdón” se nos hacen irresistibles... pero estas pueden ser también una herramienta de manipulación... quizás la más efectiva actualmente...

La falsa creencia de que solo hay que amar incondicionalmente, perdonar, poner la otra mejilla muchas veces nos lleva a relaciones abusivas, manipuladoras… El amor que surge de nuestra esencia no es abusivo, el amor profundo no es inseguro… Me amo y me acepto tal cual como soy, por eso te amo y te acepto tal cual como sos.

El amor es algo que empieza en nuestras almas y que permite ver un reflejo de nosotros mismos. Y cuando tenemos a alguien con quien empezamos a preguntarnos: ¿Es el espejo o soy yo?, cuando estamos así de cerca… hemos encontrado el amor. Un amor que saca lo mejor de nosotros, y ve lo mejor en el otro.

Y es necesario comprender que nunca  es demasiado tarde para despertar y reinventarme a mí misma.

 “Aprendemos a amar no cuando encontramos a la persona perfecta, sino cuando llegamos a ver de manera perfecta a una persona imperfecta.” Sam Keen

María Giacobone Carballo.


Bibliografía: “La Vida Apasionada.” Sam Keen. / “Ese elixir llamado amor.” Ramtha.


lunes, 20 de junio de 2011

“Debería o no debería”…Mi eterno conflicto.

El conflicto de cualquier clase físico, psicológico, intelectual- es un desperdicio de energía. Por favor, es extraordinariamente difícil comprender esto y estar libre del conflicto, porque a casi todos nos han educado para luchar, para esforzarnos.” Jiddu Krishnamurti en su Libro de la Vida.

Se nos enseña el valor de la lucha y del esfuerzo desde los primeros años de nuestra vida. La educación académica y la sociedad lo refuerzan constantemente. Y es así como esta lucha y este esfuerzo son sostenidos a lo largo de toda la vida. Para ser “buenos” debemos combatir el mal, la oscuridad, la ignorancia, el hambre, la pobreza…debemos resistir, controlar. Al ser humano se lo entrena para luchar. Nos esforzamos hasta el agotamiento, desperdiciamos nuestra energía librando batallas inútiles. Guerras ajenas que solo nos llevan a la pérdida de nuestra identidad profunda, porque nos obsesionamos con el conflicto en vez de practicar el Arte de la Guerra como un medio de autoconocimiento.

El conflicto entre los «debería» y «no debería», surge del miedo, de la duda, de nuestra falsa identidad, desperdiciamos energía sosteniendo lo que no somos, negando, reprimiendo, auto engañándonos…

El concepto oriental del dharma se refiere al “camino correcto, la acción justa”, pero lo que es dhármico para mi, quizás no lo es para vos. Si mi camino dhármico es a través de la familia, y el tuyo a través de la actividad profesional, nuestras elecciones dhármicas van a ser distintas… nuestros puntos de conflicto, “debería o no debería” van a ser diferentes…

El conflicto se disuelve cuando comprendemos nuestra “fuga” de energía, cuando vemos la carga que significa tener un problema y no resolverlo jamás, la agonía de vivir con el recuerdo nocivo de algo ya muerto, la asfixia de vivir en la tradición.

“La mayoría de nosotros se halla en conflicto, vive una vida de contradicción, no sólo exteriormente, sino también en lo interno. La contradicción implica esfuerzo [...]. Donde hay esfuerzo, hay pérdida, pérdida de energía. Donde hay contradicción, hay conflicto. Donde hay conflicto, hay esfuerzo para superar ese conflicto, lo cual es otra forma de resistencia” nos dice Krishnamurti.

¿Como salimos de este círculo vicioso? Sacándonos la armadura, desactivando nuestras armas de combate. Conociéndonos, escuchándonos, liberándonos del miedo… dejando de alimentar el conflicto y comenzando a ver a nuestro “enemigo” como un espejo del alma.

María Giacobone Carballo

viernes, 22 de abril de 2011

En estas Pascuas...Reptamos o nos elevamos?

"Estoy convencido de que en un principio Dios hizo un mundo distinto para cada hombre, y que es en ese mundo, que está dentro de nosotros mismos, donde deberíamos intentar vivir". Oscar Wilde 

¡Felices Pascuas de Resurrección a un renovado mundo interior!

martes, 15 de marzo de 2011

Quiero saber lo que te sostiene cuando todo lo demás se derrumba...

La reacción contra las religiones establecidas y las prioridades de la vida moderna en Occidente han  llevado a muchas personas a renunciar a una dimensión fundamental para el ser humano: la espiritualidad. La búsqueda de sentido es la motivación fundamental de nuestras vidas. Cuando esta profunda necesidad de sentido no se satisface, la vida se vuelve superficial o vacía. En muchos de nosotros hoy esta necesidad no está satisfecha y por ende la crisis fundamental de nuestro tiempo es espiritual.  Ser espiritual no significa ser religioso. Por espiritualidad me refiero a esa capacidad humana de conectarse con lo más profundo de nuestro ser para sentirnos plenos, completos, entusiastas: en theos, en Dios. Debemos aprender a ser espiritualmente inteligentes, en una cultura que sufre de anorexia espiritual. Y la pregunta es ahora: ¿dónde se encuentra Dios después de que un filósofo como Nietzsche anunciara su muerte? Quizás la respuesta la encontremos en este texto que comparto:

No me interesa lo que haces para ganarte la vida.
Quiero saber lo que ansías,
y si te atreves a soñar en satisfacer el deseo de tu corazón.

No me interesa tu edad.
Quiero saber si te arriesgarías a parecer como un tonto
por amor, por tus sueños, por la aventura de estar vivo.

No me interesa cuáles planetas están en armonía con tu luna.
Quiero saber si has tocado el centro de tu pesadumbre,
si las traiciones de la vida te han abierto,
o si te has marchitado y cerrado por el miedo al dolor futuro.
Quiero saber si puedes sentarte con el dolor,
el mío o el tuyo,
sin intentar esconderlo, desvanecerlo o arreglarlo.
Quiero saber si puedes estar con la alegría,
la mía o la tuya,
si puedes bailar con locura y permitir que el éxtasis te llene
hasta la punta de los dedos,
sin advertirnos que seamos cuidadosos, que seamos realistas,
o que recordemos las limitaciones de los seres humanos.

No me interesa si la historia que me cuentas es verdadera.
Quiero saber si decepcionas a otros para serte fiel a ti mismo,
si puedes soportar la acusación sin traicionar a tu propia alma.
Quiero saber si puedes ser fiel, y por lo tanto ser confiable.
Quiero saber si puedes ver la belleza,
aún cuando no sea bella todos los días,
y si puedes originar tu vida desde su presencia.
Quiero saber si puedes vivir con el fracaso,
el tuyo o el mío,
y no obstante pararte a la orilla del lago y gritarle a la luna "¡Sí!"

No me interesa saber en dónde vives o cuánto dinero tienes.
Quiero saber si puedes levantarte después de una noche de pesar y desesperación,
cansado y golpeado hasta los huesos,
y hacer lo que se tiene que hacer por los niños.

No me interesa quién eres o cómo llegaste a estar aquí.
Quiero saber si te pararás en el centro del fuego conmigo sin rehuir.

No me interesa en dónde o qué o con quién has estudiado.
Quiero saber qué es lo que te sustenta desde adentro
cuando todo lo demás desaparece.
Quiero saber si puedes estar solo contigo mismo,
y si verdaderamente te agrada la compañía que buscas en los momentos vacíos.

La Invitación, inspirado por Oriah Mountain Dreamer, nativo americano y citado en el cap. 4 de La Sombra de Argos, de Maria Giacobone Carballo (2011)